Tras un curso en el que nuestra temática ha
girado en torno al Corazón de Jesús, ayer, 8 de junio, solemnidad del Sagrado
Corazón de Jesús, en Adoremus Cartagena celebramos la sesión conclusiva.
En el habitual testimonio inicial, Cristóbal,
asiduo adorador y colaborador en la organización y el culto, recordó el
comienzo de su devoción a Sto. Domingo Savio. Ilustrando momentos clave de la
vida del santo con una presentación, subrayó la capacidad de los jóvenes —y los
que ya no lo somos tanto— para la santidad, con poco que deje al corazón del
Señor ocuparse del suyo. Más de uno pudo rumiar la pregunta que el mismo
Cristóbal se había hecho y ahora ofrecía a la reflexión personal: “Si
Domingo Savio pudo santificarse a tan corta edad… ¿por qué yo no?”
Su testimonio terminaba dando paso a la
adoración del Santísimo con unas breves escenas de la película de D. Bosco y
una oración compartida que ayudaron a "calentar motores":
"Angélico Domingo Savio, que en la escuela de San Juan Bosco comenzaste a recorrer el camino de la santidad juvenil, ayúdanos a imitar tu amor a Jesús, tu devoción a María y tu celo por las almas, y haz que proponiéndonos también nosotros "antes morir que pecar", obtengamos la salvación eterna. Amén."
Al término de la misa, tuvimos un ágape
fraterno en el patio del colegio de la Inmaculada, que nos viene acogiendo
desde hace años, donde compartimos humor, preocupaciones, pareceres, vivencias,
soluciones “tecnológicas” aplicadas a la pastoral… e incluso alguno disfrutó de
una “visita guiada” por la zona de infantil con nuestro querido fray Emilio, a
quien tanto debemos. Despedíamos, así,
un curso dedicado al Corazón de Jesús, no sin antes dejar caer una propuesta
para el año próximo: dedicar los testimonios de Adoremus a solicitudes
particulares que nos hagan llegar los interesados, una vez clasificadas y
preparadas durante este verano.
Gracias a todos, con nuestros deseos de un merecido
descanso y buena oportunidad para recargar las pilas de la santidad.